No siento lo mismo

lunes, 27 de febrero de 2012

¡Hola! Al final he encontrado unos momentos para subir este pequeño relato que habla del amor y del rechazo. No voy a hacer presentación ni nada, sólo espero que os guste y comentéis.








-No siento lo mismo.
Sus palabras le dolieron profundamente, pese a que ya conocía la verdad. Todo se había roto en apenas unos momentos, aquellos en los que ella se había atrevido a confesar lo que sentía. Sus sentimientos le pesaban y agobiaban y lo había dicho todo. A él, a su amigo, a la persona que quería. Él la había rechazado y se había alejado lentamente tras decir esas palabras que lo cambiaran todo. Aunque, al fin y al cabo, no eran más que palabras. Pero esas palabras expresaban sentimientos, emociones, ilusiones…
Habían roto sus ilusiones y la dejaran turbada, perdida, desorientada y terriblemente sola. No sabía con quien hablar, a quien confesar esos sentimientos que tanto tiempo llevaba ocultando en el fondo de su corazón. Esos sentimientos, tras ser confesados, se había convertido en soledad y dolor.
Se quedó parada unos instantes, dudando. No podía seguirle, él había dejado más que claro lo que sentía. Y ella no lo molestaría más. Su relación había terminado, como amigos y como todo lo que pudiera llegar a continuación. Se estremeció. Pensó que era el viento que azotaba su cabello, convirtiéndolo en una maraña oscura que revoloteaba a su alrededor, cubriéndole el rostro, pero, en verdad, era el frío que se había instalado en su corazón al ver que lo había perdido para siempre.
Cerró los ojos y caminó de vuelta a su casa. Sacó las llaves del bolsillo y abrió la puerta. Estaba sola. Eso la alivió, en parte. Necesitaba pensar, descansar, adecuarse a las condiciones. 
Todo había cambiado de la noche a la mañana. Porque es así como suceden los cambios más grandes y espantosos aunque también los más bonitos, de la mañana a la noche. Respiró hondo y se sintió aún peor. Entró en su habitación y cerró la puerta con delicadeza. Normalmente, su grupo favorito aliviaba sus penas pero es esos momentos se creía incapaz de soportar una sola canción de ellos. Era una de las cosas que compartían, grupo favorito. Y no tenía ganas de escuchar otra cosa. Así, que escuchó el silencio, largo rato, tratando de mantener la mente en blanco. Pensar en nada e intentar calmarse. No se creía todavía que se hubiera atrevido. La presión había podido sobre ella y se había visto obligada a confesarlo aunque ya sabía que la respuesta sería una negativa.
Sí, era soñadora, romántica y no creía en lo imposible. Pero los sentimientos no se pueden cambiar. Y ella conocía los de él. Pese a todo, en su corazón todavía había una esperanza, un pequeño sentimiento, una pequeña ilusión, una pequeña y débil llama de una cerilla en la oscuridad, amenazando constantemente con ser apagada. 
Cerró los ojos y trató de desconectar, arrullada por los sueños que todavía conservaba intactos.
La llama se había apagado completamente.

Reseña:Memorias de Idhún III:Panteón

lunes, 20 de febrero de 2012

¡Hola a tod@s! Hoy vuelvo con una reseña. Ayer me he quedado despierta hasta las dos y media de la mañana sólo para terminarlo así que ya os hacéis una idea de lo que me pareció.
Solamente os hago una advertencia antes de empezar:si la reseña está muy mal, no me matéis. Soy ``primeriza´´ en esto. Sin más, empiezo.


Título:Memorias de Idhún III:Panteón
Autor:Laura Gallego
Editorial:Sm
Nº de páginas:942
Precio:24,65 














Se anuncian tiempos de paz, pero no todo es como aparenta ser... Hay que escuchar a los Oráculos, que anuncian una catarsis, algo que puede cambiar el destino de los dos mundos. ¿Podrán afrontar Jack y Victoria los peligros que les acechan, y caminar definitivamente hacia la paz? Una dura pugna entre las fuerzas del Bien y del Mal.


Y ahora es el turno de mi opinión personal...
Intentaré no quedarme sin palabras.
Los dos libros anteriores me encantaron pero no tienen comparación a este. Me ha mantenido enganchada a sus páginas incluso cuando tenía que estudiar, y me ha mantenido unos cuantos fines de semana hasta bien tarde sólo para poder terminar un capítulo y leer otro más para ver que pasa a continuación. He reído, reconozco que he llorado, he sufrido con los peligros a los que se enfrentaron mis personajes favoritos, he sentido lo mismo que ellos:sus dudas, sus dilemas, su amor entre ellos, su odio ancestral...
Y estoy empezando a quedarme sin palabras aunque todavía tengo un centenar de elogios más. Se lo recomiendo a todo el mundo. Muchos pensarán que es un libro más de aventuras. Yo digo que NO. Para nada. Cuando compré el primero pensaba que no me iba a gustar pero me enganchó desde el primer capítulo. Hay algunas frases que me han encantado, más que frases, debo llamarlas citas. No pondré ninguna porque seguramente, cada persona que lo lea destaque cosas diferentes.
Y, voy terminando ya.
Vuelvo a deciros que, los que no lo leyerais, todavía estáis a tiempo.
Así que:


¡Sum-lar Nurgon!


PD:Debéis leer el libro para saber a que me refiero.

Los ángeles salvadores

viernes, 17 de febrero de 2012

 ¡Hola! Sé que esta es mi primera entrada en este blog y ¿qué mejor para inaugurarlo que un relato? Este relato lo presenté a un concurso y obtuve el segundo premio, espero que os guste y no olvidéis dejar vuestra opinión. Sin más, os dejo con el relato.


Éramos una pandilla grande. Veinte, tal vez treinta amigos que salíamos juntos cada fin de semana. Hubo un fin de semana que lo cambió todo. Era sábado. Por la tarde. La noche se abría paso velozmente desterrando al sol y coronando a la luna como Diosa. Habíamos quedado en ir de fiesta pero, al final, la mayoría no pudieran bajar por los exámenes finales. De modo que decidimos ir a pasear y cenar, solamente.

Nos acercamos a un parque y nos sentamos en un banco. Los chicos a un lado, las chicas al otro. Excepto una pareja. Sondra Miller y Enrique Santiago, Quique. Últimamente estaban muy acaramelados. Se sentaron en un banco, protegidos por las sombras de un arce centenario que extendía sus ramas hacia el sol poniente. El pelo negro de ella le cubría la cara, impidiendo ver la expresión de su rostro. Él comenzó a inclinarse hacia ella, con lentitud pero sin detenerse. Ella acercó su rostro al de Quique y, agarrando su pelo para atraerlo hacia ella, lo besó con fiereza. Todos los demás los miraban, anonadados. Los chicos comenzaron a palmear y silbar ante el fiero aspecto de Sondra al besar a Quique. Ella no se detuvo y continuó sin prestar la menor atención. Sara, una chica de pelo rubio y ojos grises se acercó al banco. Tiró brutalmente de Sondra para separarla de Quique y le increpó:
-¿Cómo has sido capaz? ¡Sabías que a mí me gustaba!-gritó con la cara encendida por la furia.
-¡Si tú no hacías nada! Besa muy bien, ¿sabes? ¡Ah, no! No fuiste lo suficientemente valiente para hacer esto-volvió a besar a Quique consiguiendo que Sara se echara a llorar desconsoladamente.
Algunas chicas corrieron a socorrerla.
-No le hagas caso…
-Lo que ha hecho está muy mal.
-¡Es una amiga horrible!-afirmaban todas.

Los chicos continuamos en nuestro banco, sin movernos. David comentó:
-Esto empieza a parecer un culebrón.
Todos asentimos en silencio.

Quique y Sondra continuaron bajo el árbol, ignorando los lloros de Sara que inundaron el parque. Verónica se levantó del banco.
-Avisad a esos que nosotras nos queremos ir-señaló a las demás que asintieron con fervor.
Verónica era la ``líder´´ por llamarla de algún modo. Era alta, de pelo y ojos negros con un filo hiriente, que se afilaba como un cuchillo si no cumplías sus deseos al pie de la letra.

Adrián se acercó a avisar a los enamorados de debajo del arce. Se levantaron y nos siguieron. Vero encabezó el camino hacia el Burger King. Sondra y Quique no dejaron de besarse, cada, exactamente, tres segundos. Los demás bromeábamos y reíamos haciendo caso omiso a las miradas de odio que dirigían Sara y sus aliadas a la pareja de  el año, del siglo tal vez.

En el Burger King la pareja se sentó junta. En la zona oscura de la esquina mientras los demás hacíamos el idiota con el Ketchup y nos lanzábamos patatas fritas en una guerra de comida improvisada en la que todos salíamos perjudicados. Ahí no había neutrales. O atacabas o te atacaban. Salimos del local y caminamos por las abarrotadas calles de gente, habituales en un sábado noche. Jorge se acercó a Lucía y le susurró algo. Ella asintió y empezó a frenar su andar para quedar al fondo con él. Nueva pareja. Nadie nos la imaginábamos pero no era tan sorprendente como la de Quique y Sondra que seguían besándose, esta vez, cada dos segundos. Sofía y Sara confabulaban en su contra, supongo que buscando la forma más rápida de asesinar a Sondra cuando Quique apartara la vista.

Pablo se acercó a Sara. Estaba enamorado de ella desde que ambos teníamos uso de razón.
-¿Porqué no te vienes conmigo a tomar algo? Que los demás no vengan no significa que no podamos pasarlo bien.

Sara dudó pero acabó por alejarse detrás de Pablo. El grupo se fue dividiendo poco a poco. Sondra y Quique se marcharon sin decir nada, desaparecieron tragados por las sombras. Unos cuantos se fueron a una discoteca cercana. Al final solo quedamos cuatro personas, las que mantendríamos al grupo unido durante dos años más cuando, finalmente, cada uno se buscó nuevas amistades, más acordes con sus gustos y aficiones. Daniel, Noemí , Carlos y yo, Marcos. Noemí dijo que debía irse a casa. Decidimos acompañarla. En el portal Noemí nos hizo una confesión inesperada.

-Debéis arreglar el batiburrillo que se ha formado. Quique tiene novia en el pueblo donde viven sus abuelos. Conseguid que deje a Sondra y todo se arreglará-sin darnos tiempo a nada más subió a su casa.

Nos miramos y decidimos hacerle caso, Noemí solía tener razón. Y así, sintiéndonos ángeles salvadores del mundo, tergiversamos, mentimos y criticamos hasta conseguir que las cosas volvieran al cauce que nunca debieran abandonar. Y así, el grupo nos proporcionó dos años más de risas y diversiones.

Ni que decir tiene, que las parejas que ese día se formaron duraron menos que un telediario.